Cama desecha. Estantería tirada
en el suelo. Botes de perfumes rotos, cuyos cristales acompañan a las páginas
arrancadas y las hojas rotas en el suelo, dándole un aspecto tétrico a la habitación.
El oscuro escritorio de negro lacado ocupa parte del suelo. Dos sillas tiradas
con rabia. Una botella de tequila a medio acabar en su mano, mientras la otra
mitad se encuentra ambientando la habitación. Y un mechero. Ella en el pasillo,
con la puerta abierta. Un vacío en su interior. Un nudo en el estomago y una
sensación de opresión en el pecho que hace que de vez en cuando boquee en busca
de aire. Lo enciende y prende fuego lentamente a unos papeles que tiene en la
mano. Los tira en la habitación y se queda apoyada en la pared. Observando con
gesto irreflexivo como todo se va quemando y como una hoguera improvisada por
la rabia, el agotamiento y la renuncia se va alzando ante sus ojos. Siente una
emoción irracional al ver ese fuego alzarse y desprender todo ese calor. Un
calor que la hace sentir viva. Que la quema. Por dentro. Un trago al tequila y
suspira. Solo ella sabe lo que hay en su interior y la mezcla de emociones que
se agolpan en su garganta provocando que un grito desgarrador saliese por ella.
Cierra los ojos notando el palpitante fuego acercarse a ella y como el humo
inunda sus fosas nasales. “Tengo que
salir de aquí. Ya.” Piensa pero en vez de moverse da otro trago. Uno más.
Abre los ojos. Otro trago más. Y tira la botella al cuarto, escuchando como la
botella acaricia el suelo y se rompe en pequeños fragmentos. Escucha como el
fuego ruge con el encuentro del alcohol. Ella vuelve a sonreír, esta vez más enigmática
que antes. Se da la vuelta y se va. Sale de la finca sin mirar atrás y sin
pensar en las consecuencias de su acto.
domingo, 30 de septiembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
me gusta el texto!!
ResponderEliminarTú, tus enigmas y tu perfecta escritura. Me encanta como escribes, es simplemente... Mmm. No sé qué palabra usar. Simplemente te hace sentirlo. Cada línea, cada palabra. Cada letra incluso. Una llega a sentir la misma opresión en el pecho que el personaje, ese agobio, agotamiento, la renuncia... Y ese acto irracional que al fin de al cabo no es tan irracional, simplemente... ¿Impulsivo? En fin, sabes que me encanta cómo escribes. Es apasionante.
ResponderEliminarEspero verte por mi blog :)
Me encanta este texto.
ResponderEliminarunbeso(:
Me encanta tu forma de escribir. Creo que tienes mucho talento.
ResponderEliminar