martes, 20 de septiembre de 2011

La casa de los sueños





Una casa de uno de esos barrios típicos de San Francisco, una de esas casas empinadas, con dos pisos, y unas escaleras en cuyos lados descansaban unos arbustos y unas flores bien cuidadas. Una de esas casas en las cuales muchos desearían vivir. Una de esas típicas casas que tan solo su presencia hace que te imagines cientos de historias y cientos de vivencias que tal vez han tenido lugar allí o tal vez no. Una de esas casas en las cuales se celebraban fiestas cada fin de semana en los años 20, en donde se fumaban purros, se escuchaba y bailaba el charlestone, y en donde los hombres se dedicaban a jugar al poker mientras unas bellas señoritas les animaban y les tentaba a los más placenteros pecados. En donde un amor entre una bailarina profesional de charlestone y un militar recien curado de sus heridas de la Primera Guerra Mundial vivieron felices y comieron perdices rodeados de tres hermosos niños.
Una de esas casas de ensueño... no, no una de esas casas si no... LA CASA. Mi casa. Mi historia,  mis recuerdos. Esa casa que ha sido testigo de tantos acontecimientos... esa casa que ahora o tal vez ahora no, pero dentro de poco tiempo sí, podrá ser testigo de como una vida se extingue y como el alma de esa persona se queda junto a la casa, pues ochenta años son pocos para disfrutar de mi casa, de esa casa que siempre quise y que gracias a él tuve. 

martes, 13 de septiembre de 2011

Inmortal



- Preferirías otra cosa, ¿verdad?
+ ¿A qué te refieres?
- Sabes a lo que me refiero. No eres tan opaca como crees, solo hay que observarte con detenimiento, solo hay que escuchar tus palabras y no solo oírlas para darse cuenta de que tú no perteneces a este mundo.
+ ¿Ah no? ¿Y a que mundo pertenezco según tú?
- Al de la perfección.   


domingo, 11 de septiembre de 2011

Once Ese



Estaba comiendo con mis padres cuando una noticia de última hora apareció en la televisión. Una noticia que nadie jamás se esperaría. Unos aviones secuestrados impactaron contra las Torres Gemelas de la ciudad que nunca duerme, provocando así su completa destrucción, la muerte de más de 3000 personas y heridas leves y graves en más de 6000 personas. Una noticia que provocó que el mundo entero parase de hacer lo que estaba haciendo y mirase la televisión con lagrimas en los ojos y con la piel de gallina. Aún me acuerdo el nudo en la garganta que tuve en esos momentos. ¿Cómo había podido pasar? ¿Cómo alguien era capaz de cometer semejante atrocidad? No lo entendía y diez años después sigo sin poder entenderlo. Miles de familias y de amigos destruidos, acabados; miles de personas convertidos en cenizas y en recuerdos.
Diez años después aún se pueden ver los daños provocados por la estupidez y la fe obsesiva de unos cuantos malnacidos, porque eso es lo que son: unos desgraciados que ni siquiera tendrían que haber nacido.
Diez años después siguen habiendo personas con el corazón roto, personas con heridas que tendrán de por vida; personas que ayudaron a sacar los cuerpos, personas que intentaron apagar el fuego, personas que esos días estuvieron en la Zona 0 y ahora están sufriendo las consecuencias de la radiación y de la inhalación de metales pesados. Personas con cáncer de piel, de pulmones...

Pero hay algo que incluso ahora hace que se me ponga la piel de gallina y me emocione y es que durante unos días todo el mundo se unió; todo el mundo mostró su apoyo a Estados Unidos, a Nueva York, a todas esas personas, a todas esas familias rotas por el dolor. Durante unos días personas que no se vieron directamente afectadas acudieron a ayudar y eso a pesar de la desgracia hace que sienta que de verdad, si nos unimos podemos hacer grandes cosas y podemos convertir este mundo en un mundo mejor.

Os dejo un vídeo que creo que merece la pena ver y escuchar.


We will never forget.

jueves, 8 de septiembre de 2011

Mom



La veo a ella todos los días. Discuto con ella muy a menudo. Riñas, peleas, palabras que no sentimos ni creemos, desilusiones, lágrimas, una habitación cerrarse de golpe y el silencio.

¿Cuantas veces la decepcioné?¿Cuantas veces le dije cosas que no tenía que haberle dicho?¿Cuantas veces he hecho que unas lagrimas puras y saladas recorriesen sus mejillas? ¿Cuantas veces le rompí el corazón? Muchas. Infinidad de veces.

¿Y cuantas veces ella me perdonó?¿Y volvía a darme su apoyo incondicional?¿Cuántas veces me ha acariciado con suavidad el pelo y me depositó un tierno beso en la mejilla?¿Cuántas veces me ha dado todo lo que ella podía? 

La admiro. Sí señor. Admiro que una mujer sea capaz de llevarlo todo, de preocuparse por todo. De ser capaz de llevar una familia, una casa y encima un trabajo. Que a pesar de descargar sus enfados conmigo, siempre ha estado allí y siempre que le he pedido algo ha intentado por todos los medios darme. Sí, admiro a mi madre, porque es la mujer de mi vida; porque a pesar de todo, siempre está allí y espero que siempre lo esté. 

martes, 6 de septiembre de 2011

Cartas


La pluma se deslizaba por el papel, suave y ligera, escribiendo todo lo que ella sentía en esos momentos. Confesándose contigo y esperando a que pronto regresaras.
Son llantos, sonrisas, angustias y miedos los que ella te transmitía en esas cartas; que te llegaban con unas lágrimas de añoranza como sello y con una dirección del perfume floral que ella siempre utilizaba. Para ella todo estaba relacionado contigo, solo tú existías, pues solo por ti se arreglaba, solo por ti se convertía en princesa y dejaba a la cenicienta en un armario escondida. Vive por ti y también por ti se extinguirá si sigues sin volver...  



domingo, 4 de septiembre de 2011

¿Luchas o no?



Somos jovenes, somos humanos, y el destino está en nuestras manos.
Somos la voz del pueblo, somos el miedo de los gobernantes, o al menos... deberíamos serlo.
Somos los que mandan, los que tienen el poder de cambiar las cosas,
Pero no nos atrevemos.
¿Estamos acobardados o tan solo estamos acomodados a esta sociedad?
Todos esos bienes, todas esas palabras que los de arriba nos han dado, nos han dicho, para amansarnos ¿han hecho que perdamos nuestros ideales y nuestro instinto de supervivencia?