lunes, 21 de mayo de 2012

Medianoche



Hay personas a las que les gusta el día, ver brillar el sol y las nubes mecerse suavemente.  Pero ella no es de esas personas. Ella prefiere la noche. Y la luna. Sobretodo la luna. Le gusta adornar sus oídos con música y salir a pasear a media noche; meterse por callejones oscuros y silenciosos. Esa clase de callejones por los cuales una señorita no se atrevería a meterse a esas horas. Y si encima está lloviendo, mejor. Porque ella es de esas chicas a las que les encanta que le lluevan, que su pelo esté mojado y su piel, de gallina. Durante esos paseos se convierte en una pequeña Amélie, con sus sueños, con su desbordante imaginación. Esos momentos son como pequeños fragmentos de libertad que acabarán evaporándose cuando aparezca en frente de su portal y decida entrar en su casa y seguir con su vida. Esa vida de la cual intenta escapar todos los días, a medianoche. 

martes, 8 de mayo de 2012

Harta


Estoy harta. Harta de que algunos se las den de conocerme, de que se crean con derecho para opinar sobre mí y para criticarme. “Criticas el capitalismo, pero tiene gracia que lo hagas, porque tu también consumes al igual que los demás.” Dicen. ¿Pero acaso saben de lo que hablan? No. Sus críticas se dan en base a su forma de ser, de actuar, y de pensar.  Se creen que todos somos iguales a ellos. Que consuma no quiere decir que no lo haga con cabeza y dentro de los límites de mi ideología. Y que antes no lo hiciese, no quiere decir que ahora ya no. ¿Podemos cambiar de opinión, sabéis? Podemos reflexionar y sacar conclusiones nuevas. Que haya gente cuadrada no implica que todos lo seamos. Que haya gente que prefiere tener una venda en los ojos, no quiere decir que otros no nos la hayamos quitado ya.

Pena me dan aquellos que dicen querer un cambio y una mejora en la sociedad pero a la hora de la verdad se mueven en el mismo contexto que los verdugos de hoy en día. Si se quiere un cambio, se tiene que pretender un cambio de verdad, de los de 360º, nada de tonterías ni de medias tintas. Y para querer un cambio hay que informarse sobre todos los puntos de vista, no tan solo del que te interesa a ti. Así que, queridos “amigos”, la próxima vez que os aburráis, y no sepáis que hacer con vuestras miserables vidas, pensar un poco y dejar de criticar a los otros para criticaros a vosotros mismos primero. 


domingo, 6 de mayo de 2012

Cambiar


He escuchado una infinidad de veces a gente decir que una persona nunca cambia, que por mucho que se esfuerce en hacerlo nunca lo consigue porque si tienes algo metido tan dentro, allí se queda. Y frases como "Aunque la mona se vista de seda, mona se queda" han estado tan presentes en mi vida hasta llegar a un punto de aborrecer su simple mención. Durante los últimos años de mi vida he intentado por todos los medios posibles desmentir ese maldito y absurdo refrán. Si yo soy dueña de mis decisiones y de mi vida... ¿por qué no puedo serlo también de mi forma de pensar, de mi personalidad... de mi mente? ¿Por qué si quiero cambiar no podría hacerlo? Absurdo. Total y llanamente absurdo. Creo que nuestra fuerza es superior a todas esas tonterías. Dependerá de la persona, del contexto, y tardará más o menos tiempo en conseguirlo, pero creo que se puede. Si de verdad se quiere, claro. Y sinceramente... soy la prueba de ello. No se a cuantas personas conoceréis que hayan dado un giro de 360º pero yo lo he hecho en estos dos últimos años, sobre todo en estos últimos doce meses. Mis gustos han cambiado, parte de mi ideología, de mis creencias, de mis manías... de mi actitud también. No se trata tan solo de que el helado de chocolate haya dejado de ser mi favorito y que el helado de yogur lo haya sustituido. Ni tampoco que me haya convertido en una persona más crítica. Esas son cosas que no requieren demasiada fuerza, tan solo más conocimiento y haberse quitado la venda de los ojos, hablando de lo último. De lo que se trata es de cambiar tu actitud ante la vida, ante las personas, ante reacciones. De tener una autoestima a prueba de balas. De pensar antes de actuar. De ser más flexible, de tener menos tabús. De dejar de tu parte cuando ves que lo único que vas a conseguir son dolores de cabeza y malestar. De lo que se trata es de tantas cosas, que podría escribir hojas enteras y seguir teniendo más cosas de las que tratar con respecto a este tema.  Y aunque pueda parecer difícil -no os creáis que es precisamente fácil, pero tampoco será lo más difícil que tengáis que hacer en vuestra vida- solo es cuestión de fuerza de voluntad y de saber con total seguridad que tan solo tú eres dueñx de ti. De tu vida. Que aunque en vuestras decisiones influyan muchos aspectos (la sociedad, tu familia, tus amigos, el pasado, el posible futuro...) al fin y al cabo vosotrxs decidís si cogéis el camino de la derecha o el de la izquierda. Así que por favor, no os dejéis manipular por nada ni por nadie y si alguien os intenta quitar merito sobre vosotrxs mismxs, una sonrisa y adiós. ¿Por qué malgastar tiempo en personas y en cosas que no merecen la pena cuando podrías estar en ese mismo momento haciendo tantas otras cosas que si que lo merecen, o estar con alguien que si que merece tu tiempo? Recordar el coste de oportunidad. 

Sois los dueñxs de vuestra vida, aunque la sociedad os intente meter en la cabeza todo lo contrario.

jueves, 3 de mayo de 2012

Pesadillas



Pulso acelerado. Respiración entrecortada. Mirada borrosa. Un agujero en el pecho, un vacío que te lleva a sentir una ansiedad pesada, oscura. Pensamientos que chocan contra si en tu cabeza. Cansancio acumulado que te convierte en un claro ejemplo de bipolaridad.

 Te despiertas a las 5 a.m. por culpa de la angustia provocada por una pesadilla. Otra más. Te dicen que es porque algo no va bien en tu vida y lo sabes pero te niegas a que te sigan analizando por lo que cambias de tema. Es más fácil.

Sientes la necesidad de que el frío aire te atraviese la piel, de que la música ahogue cualquier grito de tu alma. De sentir dolor o cualquier otra cosa que no sea el caos que llevas semanas sintiendo. Sientes que se te resbala el mundo por entre los dedos, que allí fuera hay una vida que no la estás aprovechando al cien por ciento. Y en el fondo sabes que es por miedo y te provoca pánico tan solo pensar en el porqué. Y aún más pánico te provoca el asumir que no eres tan fuerte como gritas a los cuatro vientos.

Y vuelves a dormirte, pero no sin antes pedirles a todos los Dioses existentes que no vuelvas a tener ninguna pesadilla por esta noche. Da igual que no creas en ninguno de ellos. Solo quieres dormir sin ellas, y despertarte sin tener esa sensación de que un camión se ha equivocado de autopista y ha confundido tu cuerpo con ella. Solo eso, al menos por ahora.