
Era aún de día cuando llegó a esa playa y se sentó en la arena, hurgando con sus dedos en ella, sintiendo su frescura.
Era aún de día cuando conectó el iPad y su canción preferida empezó a retumbar en sus oídos. Incluso aún era de día cuando la fría brisa de enero empezó a chocar con fuerza contra la fina y pálida piel de su cara y haciendo que su pelo ondease en el...
Magia