
Sentada en el balcón,
cruzada de piernas, y con la mirada perdida en las hojas blancas de
la libreta de su regazo, escribía. Escribía todo lo que su mente le
decía; susurros del pasado, del presente y quien sabe si también
del futuro. Pensamientos que con cada palabra impresa en el impoluto
papel, dejaban constancia de su personalidad, de sus manías, de sus
frustraciones...
Cocco