jueves, 16 de febrero de 2012

Solos



Se encontraban los dos apoyados en la barra de un bar, mugrienta como ella sola y oliendo a toda la bebida derramada en ella. El humo del tabaco creaba una espesa neblina a su alrededor. No ayudaba tampoco la cantidad de alcohol ingerido por ella. Aun así, no apartaba la mirada de él. Como siempre lo observaba, observaba ese aire desenfadado que tenía y esa sensualidad inconsciente en él pero que en ella provocaba que unas cosquillas la recorriesen entera para dar paso luego al calor; ese calor abrasador que la recorría entera con solo mirarlo y ya no hablemos de cuando él la rozaba… eso era un viaje al más allá.
+ Deja de mirarme, Leah. – Le ordenó, con su voz firme y dejando que el humo del cigarro saliese lentamente por entre sus labios.
Ella resopló molesta; odiaba que le hablase en ese tono y odiaba su actitud de niño rebelde al que no le importaba nada ni nadie más que él mismo. Lo habría dejado tirado y solo hace mucho tiempo si no fuera porque sentía una enfermiza atracción hacia aquellos hombres solitarios, rebeldes y crueles que en el fondo necesitaban sentirse amados y deseados. En definitiva, le ponían los narcisistas capullos.
- Giam, hazte a la idea de que tú no me mandas. – Si él quería jugar, ella también podría hacerlo, aunque era consciente que con él siempre acababa perdiendo. No podía estar durante mucho tiempo a la defensiva con él, eso iba en contra de su masoca morbosidad.
Una carcajada seca e irónica salió de sus labios y entonces y por primera vez en toda la noche la miró. Cuando se ponía en ese plan le entraban ganas de desnudarla allí mismo y follársela hasta llevarla a un jodido abismo en el cual solo habían gritos de lujuria, arañazos e insultos. Ese deseo se vio incrementado por esa mirada celeste que lo desafiaba a hacerlo como si le hubiese leído la mente. No lo pensó dos veces. Se lanzó a por ella, hundiendo sus dedos en su cintura y pegándola a el. La besó con ansias, con ferocidad.
+ Joder, pequeña, vas a provocar un maldito incendio. – Comentó con una sonrisa torcida y malévola mientras la agarraba de la mano y se la llevaba a ese sucio y maloliente cubículo que recibía el nombre de “lavabo”.

7 comentarios:

  1. Me encanta este texto!
    Es tuyo? Necesito saber de donde es!
    Un besitoo (L)

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    1. Hola
      Sí, es mío :)
      Y me alegro muchísimo de que te haya gustado.
      Besos!

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  2. Me gusta mucho como escribe, si te interesa, yo también escribo, te apetece pasarte? Te sigo, un beso :)

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  3. He vivido esa historia tantas veces...

    ese tipo de hombres te jode la vida...te la jode y ya.

    Pero si... la pasión siempre es una fuente de energía que queremos desmembrar, exprimir ...

    Ahora vieja y cansada quiero tardes de cosquillas en mis pies.

    Un Beso Guapa!

    xxx

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  4. ese tipo de historias que te activan jajaja... Me encanto Nena, disculpe el abandono Saludos!

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  5. ...un incendio...eso ocurre muchas veces..y leyendo tambien...un beso desde Murcia..seguimos...

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  6. La atracción entre dos personas puede provocar un gran incendio.

    http://mybedsmellslikeyou.blogspot.com/

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Estaré encantada de leer todo lo que quieras decirme, siempre y cuando sea desde el respeto :)